¿Qué tan buen conductor es usted? ¿Alguna vez se ha preguntado sobre sus habilidades y conocimientos al volante?. Mejor aún, ¿se ha comparado con otros conductores?.

En México, la enseñanza para conducir no se hace como en lo países de primer mundo. Todos, absolutamente todos aprendimos por nuestros amigos o familiares y, con ello, significa que también aprendimos sus vicios y errores que les enseñaron a su vez sus padres en otras condiciones, otras calles y otros vehículos.

Las escuelas de manejo en México son una especie de limbo. Carecen de información precisa, hay muchísimas y no se han tomado en serio por la sociedad porque las mismas autoridades no le dan la importancia que se merecen; los estados son los responsables de decidir si se debe aplicar o no un examen de conducción a los aspirantes a obtener una licencia de manejo. No hay una reglamentación federal que les obligue y digamos que se aplica a conveniencia. ¿Tiene idea de cómo conduce su vecino? ¿Puede constatar qué habilidades tiene ese conductor que lo rebasará mañana en la noche en la avenida principal? Así de importante es evaluar con responsabilidad a los próximos conductores porque, no me dejará mentir, pero hoy en día se maneja mucho más rápido que hace algunas décadas; aunque los autos eran más inseguros, sigo teniendo la idea de que mi papá conducía considerablemente a menor velocidad; vaya, no existían los enormes periféricos y un auto con 150 caballos de fuerza era casi un deportivo.

Cuando decidieron eliminar el examen de manejo y conocimientos en el DF y otorgar una licencia de manejo permanente (sí, permanente, hoy todavía cuando viajo a otro país a una prueba de manejo las marcas no puede creerlo), se puso como pretexto para eliminar la corrupción. Se quitó un mal permitiendo otro peor. Sacar una licencia de manejo en la capital del país era tan fácil como comprar un kilo de tortillas y hoy en día existen muchísimos conductores que circulan en las calles de la ciudad de México de los que no tenemos certeza de sus capacidades y conocimientos sobre las reglas.

Afortunadamente en el artículo 65 de la Ley de Movilidad del DF permite a la Secretaría de Movilidad aplicar exámenes de pericia y conocimientos a los interesados en obtener la licencia. Aunque ello no quiere decir que suceda, pero digamos que se debería, es un paso.

El resto de los estados, como ya mencionamos, lo hacen a discreción. Sin embargo, hay una iniciativa que motiva toda la reflexión. El municipio de Monterrey ha tomado la iniciativa de abrir una escuela de manejo gratuita para jóvenes entre 16 y 18 años principalmente, es decir, curar los primeros síntomas y no la enfermedad.

Fortaleciendo estos programas de cultura vial se han reducido en un 30 por ciento los accidentes automovilísticos de acuerdo con la encargada de este despacho. Esta escuela soporta los programas que llevan a cabo en escuelas y universidades y tiene capacidad para 20 alumnos diarios, cuenta con cursos teóricos y prácticos con auto y motocicletas propias. Después de tomar el curso pueden tramitar su licencia de inmediato. Una solución básica, prudente y que ayuda a tener mejores conductores en las calles.

Estas iniciativas deberían tener eco de manera federal e imponerse como regulación básica para que nuestras calles sean casa vez más seguras. Como siempre, hay tanto por hacer pero estos pasos son fundamentales.